Insiste siempre en la importancia de conocer como es nuestra piel, descubrir que es lo que mejor nos irá para así sacarnos el máximo partido. Nos explica en detalle los distintos tipos de piel, como debemos cuidarnos puesto que todo lo que hagamos, o no, repercutirá en un futuro, que cambios iremos notando con el paso de los años, la rutina facial, como es básico usar protección solar… consejos que no sabemos o que sabemos pero a veces necesitamos que nos los recuerden para no dejarlos de lado.
Me gusta que nos ofrezca consejos frente a situaciones cotidianas, nos habla en que merece la pena invertir y en que quizá no tanto, la importancia de las cejas y un montón de consejos de maquillaje. Este último punto quizá es en el que más discrepo, quizá nos ofrece una visión general y nos señala que es lo que más favorece según cambiamos, pero a mi siempre me ha gustado jugar un poco con lo “prohibido” y aunque los consejos son buenos parte de ellos me los saltaría (para gustos colores, siempre). Para alguien que parta un poco de cero lo veo buena guía.
Os dejo tres frases que captan a la perfección ese positivismo, esa autoestima de la que os he ido hablando y que reflejan un poco la esencia del libro:
“No tenemos excusas para no convertirnos en expertas en nosotras mismas”.
“Tu piel habla, aprende a escucharla”.
“Ya no nos preocupa tanto estar bellas porque sabemos que lo somos”.