En pieles de mixtas a grasas nos indican que es bueno utilizarla dos veces a la semana, en caso de secas a muy secas nada más una. Como suelo ir por libre, la he estado usando nada más una vez a la semana, dos lo veo demasiado, y si he notado cierta mejoría respecto al control de la grasa en la zona de la frente y la nariz. Sobre los poros, no creo en los milagros, pero al tenerlos más limpios es como si fueran menos visibles.
Suelo aplicarla tras la ducha porque así los poros están abiertos por el vapor, es necesaria muy poca cantidad, dura una eternidad, la textura es pastosa, densa. Se extiende fácilmente, evito el contorno de los ojos y los labios, la dejo secar y a la hora de retirarla me ayudo de una esponja; al irla humedeciendo de nuevo se aclara mejor. Aunque cuando leemos la palabra purificante nos vienen a las mente las arcillas y esta mascarilla, lleva caolín, no tiene nada que ver, no se nota sensación de tirantez cuando está completamente seca.
En el envase podemos leer que está indicada para pieles sensibles pero no puedo concretaros mucho respecto a ese punto porque la mía no suele ser demasiado sensible. Con el uso no he notado tirantez ni enrojecimiento, es una mascarilla respetuosa que deja una sensación agradable de limpieza, pero al menos en mi con necesidad de aplicar algo después, pulverizar agua terminal, un tónico. En pieles secas se supone que también se puede usar pero ahí lo dejaría con interrogante. Por mi parte estoy contenta.
Creo que la composición es correcta, no tiene parabenos, vemos en las primeras posiciones caolín, agua de rosa, aceite de coco, polvo de arroz y agua de romero entre otras cosas.