¿Talibana de la teta? | Maternidad real – Entre brochas y paletas | Blog de belleza

He leído, releído y reescrito esta entrada ni se cuantas veces porque mi intención es quedarme a gusto, explicar mis ideas, pero a la vez intentar que no moleste a nadie. Por primera vez en mi vida me he sentido talibana de la teta. Juro y perjuro que intento no juzgar las decisiones de nadie respecto a sus hijos pero es que a veces se dan situaciones que hacen que salga de mis casillas, con cara de asombro, sin entender nada y dudando si en realidad se hace por el bien del niño en cuestión, por mera comodidad u otras circunstancias a las que no encuentro lógica. Jamás pensé que me molestaría tanto el que la lactancia en si se vea como un bicho raro, normal en los primeros meses pero cuando ya se superan los tres parece que es tabú.

Mi hijo ha sido un tragón desde el principio, que tu pediatra te recomiende meterle el chupete antes del mes para que tarde más en comer me pareció indignante. Con ello la confianza que deposito en el mismo es nula, como comprenderéis, pero ¿cuántas madres le habrá hecho caso?, ¿cuántas lactancias se habrá cargado por confundir el agarre del niño?, ¿qué manía es esa de que el chupete se ve casi como una obligación?

La enfermera se había empeñado en que las frutas había que metérselas a los cinco meses, ¿y esos carteles de la sala de espera de pediatría que proclaman la lactancia materna exclusiva (LME) hasta los seis meses? igual es que hacen muy bonito en la pared. Caso omiso a sus palabras y hasta los seis con nuestra cabezonería seguimos con la teta al poder. No llego a entender que si son profesionales de la salud no sigan las recomendaciones de la OMS, que al menos se reciclen porque veo recomendaciones arcaicas y los tiempos avanzan, hay muchas novedades, muchas corrientes que son correctas, entiendo que cada cual tiene sus ideas pero ¿no sería más lógico recomendar lo que se considera mejor o plantear varias opciones? Porque en realidad nadie tiene la verdad absoluta y la naturaleza es muy sabia.

Las revisiones de pediatría pueden ser un suplicio cuando la enfermera te dice que si tu hijo no engorda medio kilo en cada visita hay que meterle el biberón. Pero es que es la misma que cada vez que entras se empeña en que el niño es una niña y te pregunta visita tras visita si le estás dando el biberón. No, señora, le estoy dando la teta, nada más la teta y así lo he hecho hasta que ha cumplido los seis meses porque creo firmemente que es lo mejor para él.

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva (LME) hasta los seis meses, después se irá añadiendo alimentación complementaria hasta el año, donde el principal alimento seguirá siendo la misma leche. Si me he vuelto muy susceptible a algo a lo que antes pensé no dar tanta importancia es a la alimentación de mi hijo, ¿la razón? Creo que la de todos los padres: lo mejor para mi hijo, y estoy tan convencida de ello que cuando alguien me intenta desviar del camino muerdo. Más aun cuando ves sus caras.

Desde siempre tuve muy claro que quería dar la teta a mi hijo, una de tantas cosas que os expliqué en lo que quiero y no quiero ser como madre, quería lo mejor para él y la teta lo tiene todo. Alimento en cualquier momento listo, temperatura perfecta, comodidad y con el añadido del cariño. Leí a Carlos González (Un regalo para toda la vida) sabiendo que no haría más que reafirmar lo que ya tenía pensado, dar el pecho era la mejor opción para el pequeño, pero también para mi.

Cuando se acercaba la fecha de cumplir los seis meses recibí una carta de una famosa marca de niños en la que incluía un sobrecito con papilla de galleta rellenísima de azúcar (aunque para ver eso tienes que irte a la tabla que trae por detrás, porque por delante nada más te cuentan bondades de vitaminas pero no toda la mierda encubierta que no sería necesaria…) y otro sobre con leche de fórmula para que a partir de los seis meses lo complementes. Me cabreé, me cabreé como una auténtica talibana de la teta, ¿qué me querían vender? ¿por qué no te mandan un vale descuento en ropa para el pequeño o para pañales qué son cosas que usarás si o si? No, es mejor engancharles al azúcar ya desde tan pequeños. Me vino a la cabeza también un anunció de leche de fórmula (evitaré citar marcas porque más tarde también he visto publicidad en revistas varias y todas similares) que te cuenta lo buena que es la lactancia en los “primeros meses” y que la que ellos venden es para “después de la lactancia materna”. La pregunta que me vino fue clara ¿qué después? ¡si no hay después! O igual es que está enfocada a los adultos (ironía en el aire), hasta el año el alimento principal es la leche y después será la leche quien complemente, pero mi leche, no veo la lógica de quitarle la teta y darle agua con polvos.

Dar el biberón no es un delito, la leche de fórmula está ahí para utilizarse, pero que no me vendan que es igual que la leche materna porque no lo es. No hay más que observar lo sabia que es la naturaleza, los animales amamantan, la función de nuestros pechos es esa y no la de lucir bonitos escotes (y que una cosa no está reñida con la otra). Porque esa es otra, están quienes deciden no dar el pecho por estética, ¿de verdad te importa más eso que el bienestar de tu hijo? Y si hablo de bienestar es porque la leche materna tiene muchos más extras que la artificial en cuanto a defensas y otros detalles. Se que hay muchísimos niños a biberón sanos, pero también que, por ejemplo, los que toman teta cogen menos catarros porque las defensas de la madre ayudan.

También existe un porcentaje de personas que no han podido por las circunstancias que sean, no es mi intención hacer sentir ningún tipo de culpabilidad a estas personas. A veces las cosas no resultan ser como tu quieres, pero cuando escucho hablar a mi madre, a mi abuela y a otras muchas personas diciendo que lo mío es una suerte, que de la teta mientras pueda porque ellas no tuvieron leche o que se les acabó muy pronto, no puedo más que entristecerme al saber que con unos buenos consejos, un poco de ayuda, muchas lactancias hubieran salido adelante. Porque si quieres dar el biberón y lo tienes claro desde el principio son tus ideas, pero si tienes pensado dar la teta y hay personas que te echan por tierra… no se, me parece triste jugar con esta conexión y la salud. Tendríamos que recibir información total para tener una libertad real a la hora de elegir que consideramos mejor.
Me he sentido talibana de la teta quedándome un poco en la sombra, viendo como volaban consejos de unas madres a otras sin demasiado sentido, en foros, en artículos, en facebook, en mil sitios, madres que daban el biberón desde el principio, otras que empezaron con la teta y enseguida metieron el biberón porque su hijo no ganaba el peso que el pediatra esperaba y otras que están con la teta pero a las que les urge un poco destetar a sus hijos, juro y perjuro que intento respetar pero no entiendo. Aunque también no madres, personas que no han tenido hijos pero son muy sabias a la hora de meterse con lo que haces con tu vida y lo que decides, o madres de hijos ya bien criados que se empeñan en meterte por los ojos cosas en las que no crees (y ya no hablaré del porteo, el BLW o el colecho porque entonces más que talibana de la teta muto a bicho raro o una especie de hippie). Me he sentido talibana de la teta conociendo historias de madres que dejan de amamantar porque prefieren beber alcohol (deberían mirar ese grado de dependencia…) o salir de fiesta dejando a sus hijos con otras personas.

Soy la primera que se satura y tiene que desconectar, quien diga que jamás ha tenido uno de esos momentos estoy segura de que miente. No creo que sea la mejor madre del mundo, pero lo intento, intento criar con mucho cariño, con la máxima atención y ofreciendo a mi hijo todo lo que creo que es mejor para él, para que crezca feliz y siendo lo mejor que pueda ser. No hay mejor recompensa que cuando alguien te hace un comentario referente a lo espabilado que está, lo seguro que se le ve, lo alegre. Se que cada niño tiene su personalidad pero también que en ello influyen muchos factores sobre los que nosotros tenemos potestad.

 Leyendo tantas y tantas cosas me he dado cuenta de que todos los comportamientos que tengamos, el contacto que le brindemos, todos esos mimos, esos brazos, esos besos, no malcrían, sino que hacen que en el futuro sea una persona más segura. Incluso hay estudios que relacionan esta seguridad, la teta, todo el contacto físico, con un nivel intelectual más alto, en ese tema no me quiero meter aunque os lo esté dejando caer.
Una teta es mucho más que alimento, una teta calma, una teta ampara, duerme, es un intercambio de cariño, es algo conocido, algo frente a lo que estamos predispuestos por naturaleza. Me cuesta entender porque es tan normal darle un chupete (que no es más que un trozo de plástico) a un niño para dormir y en cambio no está del todo bien visto que el pequeño prefiere dormirse a la teta. Mi hijo ha sido listo, tuve claro que hasta que la lactancia no estuviera bien instaurada no le ofrecería un trozo de plástico, ¿para qué pones en peligro su alimentación confundiéndole en el agarre con una tetina? Cuando ya tenía algo más de un mes decidí ofrecerle el chupete cuando tenía algún rato de malestar, sobretodo si estábamos en la calle, pero mi chico es listo, demasiado, y decía que el prefería la teta, escupiendo así el chupete. A día de hoy nada más lo acepta cuando le molesta la boca, para morderlo o jugar, para el resto de circunstancias prefiere la teta. 

Y si, soy una madre con la teta fuera en muchos momentos del día, más aun de la noche, también una madre que observa con placer como su hijo come, se duerme plácidamente o se calma cuando tiene un sobresalto, porque la teta posee cierta magia que nada más quien la utiliza comprende. Me río al escribir estas líneas, ha sonado un poco a brujilla pero es cierto que tiene su magia, igual que soy plenamente consciente de que cuando eres madre te nacen super poderes y te puedes enfrentar a situaciones, a cosas, que antes no pensabas poder. Respeto que haya quien decide no dar la teta, lo respeto aunque no lo pueda entender, porque ¿si no pruebas cómo sabes qué no es lo mejor que puedes darle?

Y es según avanzan los meses cuando más talibana de la teta me siento, superar los seis meses de lactancia materna, meter la alimentación complementaria pero sin dejarla y tener intención de prolongarla hasta que el cachorro quiera hay gente a la que le sorprende. Cuanto te preguntan que come y les dices que solo teta y que estás introduciendo alimento veo muchas caras de póquer, demasiadas. Tengo la suerte de poder combinar su alimentación con el trabajo, horarios flexibles y  otro tipo de detalles que se agradecen, por ello doy gracias, en muchos otros casos es inviable y a las madres no les queda otra que o sacarse leche y congelarla o “destetar” (me parece una palabra horrible, dicho sea de paso, es como si les robaras algo). Me siento afortunada porque a mi alrededor, la familia, comprenden perfectamente las decisiones que tomamos y las respetan, aunque nadie se libra de comentarios ajenos. Aun recuerdo a una señora que dijo “no le des de comer tanto que mira que gordo se está poniendo”, sigo con la misma tónica que os comenté en las frases indeseables que te toca escuchar cuando estás embarazada, a palabras necias oídos sordos porque no veo útil gastar el tiempo en discutir con gente así.

He dado la teta en más lugares de los que habría imaginado, pudorosa de mí, y es que el pudor se va a la mierda cuando la alimentación de tu hijo está en juego. En un aparcamiento, en una sala de lactancia, en la playa y hasta en un McDonald, nadie me miró mal, nadie se extrañó, pero me pregunto si seguirá siendo así en unos meses, cuando el cachorro ya no lo sea tanto, cuando cada vez sea menos bebé para ser más niño. Curiosamente es fuera de España donde menos miradas extrañas he sentido y más facilidades he visto hasta para cambiar el pañal, por ejemplo.

Cuando insinúan que me meta en el baño para dar la teta se me llevan los demonios, ¿alguien de los que me está leyendo almorzaría en el aseo? Si es así quiero verlo con mis ojos, toda una fiesta a los sentidos. Si busco normalmente sitios tranquilos y silenciosos es por la facilidad con la que ya el cachorro se distrae, pero busco sitios con buen ambiente, con aire limpio, con intimidad, donde ambos estemos cómodos.

Se que el día que deje de darle el pecho voy a sentir que me falta algo, creo que nada más quienes estamos convencidas de que queremos dar la teta si o si podemos entender esa sensación, ese vínculo precioso. Y es ahora cuando entiendo a tantas madres que me decían al nacer el niño que disfrutara porque después hay muchas cosas que voy a extrañar, como ya sucedió tras el embarazo. Es verdad que a veces extrañas la panza, más que por el volumen en si por esas sensaciones del bebé cuando se mueve, desde esa especie de burbujitas las primeras veces hasta verdaderas patadas cuando se acerca el final. Así que ahora disfruto cada toma, aunque sea a las tres de la mañana, porque se que son momentos íntimos, con una complicidad inexplicable, que en el futuro extrañaré.

Tenía un miedo terrible a no saber dar la teta, siempre se tiene miedo a las cosas nuevas. En las clases de preparación al parto nos lo presentaron como la mejor alternativa, aunque a la vez en las canastillas veíamos chupetes y artilugios para los biberones, algo muy lógico, vaya (ironía en el aire de nuevo). Aquí no hay ningún grupo de lactancia, aunque me hubiera encantado por despejar dudas, así que al final llegó todo un poco a ciegas con mis ideas claras y la información que había recopilado por mi misma. 

Igualmente tuve la suerte de dar con enfermeras y matronas encantadoras en el hospital donde di a luz, desde el momento del alumbramiento me aconsejaron sobre que posiciones serían más cómodas tanto para el bebé como para mi espalda, gracias a esos consejos comencé con una lactancia feliz que lo sigue siendo. El pequeño se agarró al pecho como si no hubiera mañana y aunque es cierto que al principio molesta porque los pechos tienen que acostumbrarse a ese reflejo de succión que el cachorro tiene con fuerza y cada muy poco rato, al final parece que se nos hace callo (jajaja, juro que es tal cual y aunque pueda dar miedo al leerlo desde fuera no es para tanto). También tuve la suerte de tener una prima que un año y poco antes había tenido un bebé, ella sigue con la lactancia aunque en menor medida porque su niño ya se acerca a los dos años. Ver lo contenta que está, lo bien que está su hijo fue toda una inspiración, además de que es la que se lleva todas las preguntas que me surgen (Sara, va por ti y la paciencia que me tienes). Quizá si estuviera mejor visto dar la teta más gente se animaría a ello porque podrían ser testigos de la conexión que se crea, de los beneficios, de lo que es más natural.

No es un camino de rosas, como digo hay momentos en los que molesta pero doy fe de que compensa. En mi caso de la subida de la leche casi ni me enteré, no me molestó, aunque si era algo incómodo sentirse los pechos cargados, pero con los meses la cosa se regula mucho más. Algo que nadie me dijo es que “se te mean los pechos“, creo que las acciones de los discos de lactancia han subido gracias a nosotros, se llama reflejo de eyección, al principio cuando el niño llora, después simplemente cuando le va a tocar comer (estés o no con él) y en mi caso si come de un lado sucede en el contrario también. También hay personas a las que no les pasa, aquí no puedo daros mayor explicación.

En las clases de preparación extrañé que se profundizara más en el tema de los biberones, casi ni te cuentan que están ahí. Se que la mayoría antes de dar a luz tenemos bastante claro si queremos dar la teta o el biberón pero ¿y si nos dieran la información completa? Con la teta no todo es maravilloso, si nos hablaran de algunas molestias que surgen sin llegar a una mastitis (porque cuando te cuentan se quedan simplemente en los extremos) igual no nos parecería tan raro, saber que algo es normal hace que mantengas la calma. Los primeros días que puse al cachorro al pecho en el hospital sentí miedo de que no agarrara bien y me salieran grietas, porque si, tengo muy claro que en la mayoría de casos las grietas se dan por un mal agarre de la boca del niño. No sabía si el dolor que sentía era normal o es que el niño agarraba mal, me daba pánico pensar en grietas, pero oye, las enfermeras enseguida me pusieron la mejor de sus caras para explicar que era normal, el pecho aun no estaba acostumbrado a que el niño estuviera mamando cada poco tiempo. Hay cremas que alivian aunque en mi caso no las utilicé, una de ellas se que es Purelan, la matrona nos dio una muestra.

¿Por qué no dar esa información a las futuras madres igual que hablar de los beneficios e inconvenientes de la lactancia artificial? cuanta más información se tiene más fácil es elegir y esto se podría extender al momento dilatación, parto y unas cuantas maniobras que te pueden colar sin consultarte aunque no sea muy legal, se dejan demasiadas cosas en el tintero, aunque eso es otro tema.
En nuestro país se que la cosa se complica, las bajas maternales son de risa y si puedes sumarle algo de las vacaciones te puedes dar con un canto en los dientes. Yo aprovecharé la hora de lactancia hasta que el cachorro cumpla nueve meses (ya queda tan poquito…) pero en muchos casos no queda otra que sumar esas horas para coger los días. Veo madres apenadas por volver al trabajo porque tienen que destetar a sus hijos, no es que ellas decidan hacerlo, es que las circunstancias, la sociedad, las obliga. Me entristece tener que elegir cuando sería perfectamente compatible si nos facilitaran un poco más las cosas.

Hace tiempo hablé con una enfermera, por cuestiones que no vienen a cuento, que me recomendó sacarme toda la leche que pudiera para cuando tuviera que volver a trabajar no tener que destetar al niño. Ella no sabía de mi flexibilidad horaria ni que ya estoy en activo. Me contaba que tuvo una lactancia feliz hasta los 18 meses gracias a que congeló mucha leche antes de reincorporarse, así su hijo podía tomarla mientras ella estaba trabajando y al volver ella se lo ponía al pecho. Con esto quiero decir que aunque muchas personas ven el “destete” como algo vital cuando volvemos al trabajo no tiene porque ser así. Hay quien vería esta opción como un sentirse esclava del sacaleches, y puede que lo sea, pero si es tu decisión ¿por qué no?

Lo más triste de todo, lo peor, es que no existe respeto… parece que a partir de ciertos meses que se de la teta es raro y tener un biberón entre las manos lo más normal del mundo. Y a mi me da pena pensar que a tanta gente que quería dar el pecho se le ha engañado. “Pues mis hijos tomaron biberón y están bien sanos”, me parece perfecto, pero conozco otros muchos casos en que los niños a biberón han tenido más problemas de salud que los que estaban a LME.

Antes os hablada de la enfermera de pediatría que nos ha tocado y no puedo evitar hacer referencia a su última revisión a los nueve meses. La señora daba por supuesto que el niño estaba tomando biberón, como siempre me pregunta la cantidad y le digo que no, que mi niño sigue a teta, a lo que cambia rápidamente la cara para decirme que entonces le tengo que empezar a dar yogures. Mi negativa hizo que ella insistiera, yo insistí más alegando que si ya estaba tomando lácteos ¿por qué tenía que meterle otros ajenos? Su respuesta fue otra perla “porque no sabes la cantidad de teta que toma”. De todo eso aprendí que es triste tener que callarse frente a consejos de “profesionales” porque no respetan lo que tu decides y dudo mucho que sea lo mejor para mi hijo. Si, me sentí de nuevo talibana de la teta, me cabreó mucho la falta de respeto de esta señora y superados los diez meses es algo que me sigue pasando. ¿Por qué parece tan raro? ¿por qué parece raro que un niño de esa edad aun tome teta y no que se meta para el cuerpo “mi primer” lo que sea repleto de azúcar añadida? Y es que en el tema de la alimentación del niño me estoy poniendo muy seria.

¿Cómo dar consejos sin parecer una talibana de la teta? porque parece que todo tiene que ser blanco o negro. Confieso que se me tiene que ver el plumero, pero porque estoy feliz de haber optado por la LME durante los seis primeros meses e ir ahora añadiendo fruta, verduras, cereales… y veo que mi hijo crece sano y fuerte. Si alguien busca consejo en mi será mi experiencia la que le brinde y sería ilógico que me pusiera a hablar de biberones. Pero ello no quiere decir que no respete.

Ser madre no es un camino de rosas, diría que la maratón a la que se equipara el momento de la dilatación en el parto es nada más un anticipo al montón de sensaciones que vas a experimentar con el paso de los días, los meses y seguro que los años. Una montaña rusa que no se puede parar, pero una sonrisa, un abrazo, esos ojitos abiertos que te conocen desde el principio porque “hueles a mamá” son sanadores y todo lo curan. Son la mejor recompensa.

No busco con esta entrada crear polémica sobre si es mejor dar la teta o el biberón, porque se que no se es mejor o peor madre por darla o no, cada cual tenemos nuestras ideas bien claras al respecto y nuestras circunstancias. Simplemente quería compartir un “caliente” que he tenido por sentirme un poco talibana de la teta al ver comportamientos que considero ilógicos.
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Inicialmente había escrito esta entrada quedándome más a gusto que un arbusto. Después hablando con una amiga en la distancia me pareció muy buena idea añadir la experiencia de otras madres, con otras situaciones, con otras experiencias, con la idea de que la entrada en si fuera más enriquecedora porque en todo lo que hacemos, en todas las decisiones que tomamos, siempre hay mil circunstancias que influyen y en la información que tenemos está la clave de demasiadas cosas. Así que a continuación os dejo con sus impresiones.
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Cuando Diana me pidió que leyese su texto para ver si resultaba ofensivo me sentí halagada, todo aquel o aquella que la conozca sabrá que no quiere ofender, pero este tema es algo delicado, por lo que aún midiendo mucho mucho tus palabras puede levantar ampollas debido a que, cuando te interesa el tema estás con las hormonas a cien, no es que yo vaya a contar mi experiencia por estar en contra de dar el pecho, sino porque para mi no es un vínculo especial, por eso quizás Diana y yo tengamos opiniones algo diferentes en este tema, mejor empecemos con mi historia ¿Verdad?

Desde el momento en el que te quedas embarazada y vas a la matrona una de las primeras preguntas es ¿vas a dar el pecho?, yo siempre respondía “si se puede sí”, ¿por qué no un sí rotundo? porque no es tan fácil como parece o algunas nos quieren hacer creer, así que, sinceramente yo quería dar el pecho, al menos 3 meses, por qué es lo más barato no nos engañemos, comida que produces tú con 0 coste, bote de leche unos 20€ de media (si compras uno más o menos bueno), durante el embarazo era una de las preguntas recurrentes que la gente me hacía, sinceramente, yo nunca le he preguntado a una embarazada si iba a dar pecho, creo que es una decisión que cada una debe tomar y no ser juzgada por ello ¿no creéis?

Yo iba consultando para tema de agarre al pecho, posiciones, cositas de esa índole, no, no leí ningún libro al respecto, ni quise ni quiero ahora mismo, no quería que nadie influyera en mi forma de pensar, quería tomar y probar por mi misma y con mi peque todo esto.

Chloé se adelantó, no una semana ni dos, sino 6, en la semana 34+3 nos sorprendió a todos, eso quería decir, que iba a tener poco reflejo de succión y que iba a irse directa a la incubadora, por suerte tenía reflejo de succión pero, siempre hay un pero, yo no tenía pezones desarrollados para dar de mamar, si, como leéis, hay que tener los pezones un poco grandes para el agarre, tuve suerte de dar con buenas enfermeras que me ayudaron, me recomendaron una pezonera para ir dando forma al pezón, tuve una subida de leche brutal, probé diferentes posiciones, la “normal”, rugby, vertical, me faltaba hacer el pino puente y cosas así, pero claro, yo cogía  a la peque me la ponía 20 min y sólo tomaba 10 ml, diréis no pasa nada, al rato otro poco, visto así es fácil, pero recordad, estamos en el hospital, incubadora, yo no puedo estar cada 30 min con ella en brazos, ella necesita estar dentro de la incubadora sino alargamos el tiempo de estancia, necesita coger peso ya que nació con menos de dos kilos, sino come, pueden acabar sondándola,  aquí dejé ideologías y egoísmos aparte y empecé a sacarme leche, mi hija tomaría biberón pero de mi leche, aún así, cada toma que estaba en el hospital, nosotras no desistíamos, las enfermeras me animaban, pero era desesperante ver que tras 20 min de ella succionando, con o sin pezonera, con un buen agarre sólo sacaba 10 o 15 ml (se pesa a la peque antes de comer y después para saber si come o no),

Llegó el momento de irnos a casa, ¿voy a estar pesando a la peque antes y después en cada toma? no, estábamos cansados, 11 días de ingreso son muchos y cansa mental y físicamente, un bebé de 2.1 kilos que no pide comida y que tienes que estar con 7 alarmas para despertarte y que coma, ¿qué era más importante dar el pecho o que ella creciera? Seguramente alguna me leerá y pensará que son sólo excusas y que debería haber intentado con más ganas dar el pecho, pero mi prioridad era que mi niña no volviera al hospital.

Cuando Chloé empezó a pedir comida, la ponía al pecho antes del biberón, se ponía histérica, no porque yo no tuviera leche, sino porque ella no conseguía sacarla a la velocidad que quería, tampoco tiene una gran boca por lo que hacía lo que podía con su boquita de pitiminí, jejeje, se cogía berrinches, daba patadas, arañaba, ¿era necesario hacerla sufrir? cada vez que lo intentábamos pasaba eso, ella se ponía más y más nerviosa y yo me sentía peor y más frustrada, así que un día dije “se acabó” sino quieres cogerte bien te doy biberón, no quiero que tengas una madre triste y deprimida, quiero que tengas una mamá feliz, alegre y que no tema el momento de la toma.

Curioso que una de las preguntas que me han hecho durante sus dos primeros meses de vida era ¿le das el pecho?  y yo pienso ¿tan importante es? a ver, es el mejor alimento, pero yo no voy preguntando a las mamás recientes ese tipo de cosas al igual que no veo a alguien y le pregunto ¿has cagado hoy? creo que son cosas que son personales y no para ir preguntando, pregunta ¿come bien? ,ya está, ¿no creéis?

Diana se ha sentido violenta en algunas ocasiones por el pecho, yo por el biberón, me miran raro en plan “mira esa, con un bebé pequeño y le da biberón y no pecho”, o cuando te hacen comentarios del tipo “no lo has intentado lo suficiente” me entran ganas de responder “¿y tú que sabrás si lo he intentado o no?” ¡no juzgues! 
He estado 3 meses sacándome leche, 1 hora por las mañanas y 1 hora por las noches, acostándome tarde y levantándome pronto, hace 2 días decidí parar ya, necesito descansar, y empiezo pronto a trabajar, así que, me voy a quitar la leche antes de volver al trabajo, porque chicas la subida de la leche duele y puede llegar a dar décimas de fiebre, pero la retirada también.

Con el tema del chupete que comenta Diana, yo tenía unos que simulaban el pezón de la madre que no interfieren con la lactancia, a mi niña le encantaban, y tengo que decir que conseguimos hacer tomas completas al pecho, pero, seré fría, yo no he notado nada especial que no note sin necesidad de dar pecho, me refiero que yo no he notado ningún vínculo ni he visto hadas flotando cuando he tenido a la niña al pecho, no voy a juzgar o decir nada de hasta cuando dar el pecho, tengo mi opinión obviamente, pero cada una tiene que decidir, pero que nadie decida por ti, que a mi hasta hombres me han dicho hasta que edad tenía que dar el pecho, será por la experiencia que tienen ¿Verdad?.

Os cuento también que en el hospital una de las mamás me confesó que odiaba y lloraba el momento de la toma, ¿por qué? pregunté yo, porque tenía grietas, sangre, costras, en los pechos por el pequeño, tenía buen agarre, tenía pezón desarrollado, pero una piel tan tan débil que le pasaba todo eso, odiaba el momento de coger a su bebé y darle de mamar, muy fuerte ¿no creéis? yo le dije que porque no pasaba al biberón de forma completa y así cogería a su hijo con amor, su respuesta fue “por que la gente me dice que lo intente que aguante el dolor que es algo normal”, no, no es normal odiar el momento de coger a tu hijo, no es normal que nos presionemos a hacer algo aún cuando nuestra salud se resiente, no, no es normal que nos guste tanto juzgar a la gente; no no es normal que mandemos a alguien que quiera dar pecho al baño; no, no es normal que a las mujeres se nos presione tanto… podría seguir con tantos no, no es normal.

Uff, pensaba que iba a escribir poquito y aquí me encuentro escribiendo una parrafada, yo a mis amigas que van a ser mamás les digo siempre si ellas quieren por supuesto, que intenten la lactancia materna, pero que no es fácil, no es tan bonito como lo pintan algunas, es duro y muy muy sacrificado, pero que sino se puede, ni eres peor madre, ni has fracasado como mujer, ni ninguna chorrada de esas que he leído a veces por las redes.

Además, la lactancia no es un anticonceptivo, cosa que he leído por algunos sitios; dicen que ayuda a recuperar la figura , ¡JA!, depende de tu constitución y metabolismo, el resto de propiedades para la mujer son más científicas y no puedo opinar al respecto, pero estas dos cuidado con ellas.
Para terminar, creo que la sociedad ya nos presiona demasiado para que lo hagamos nosotras mismas, ni a favor ni en contra, lo que importa es el o la bebé, que crezca, que esté sano, hay que dejar de lado cabezonerías de las madres, el bebé necesita una mamá alegre, sana y que desee cogerlo y tenerlo entre brazos.
Yo al igual que Diana, espero que nadie se ofenda, esta ha sido mi experiencia, a día de hoy si tuviera otro, sinceramente se decanta más el no dar pecho que el sí, ¿egoismo? quizás, pero la vida de cada una la marcan las experiencias vividas.
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Aún recuerdo cuando alguien de la familia me dijo (con cara de susto y angustia), mientras amamantaba a mi bebé, ‘¿¿¿otra vez teta???’. Ella tenía pocos días de nacida y fue en ese momento en el que me di cuenta que la gente siempre opinaría, incluso sobre un tema tan íntimo y tan personal como este.
También he tenido enfados monumentales cuando me han ‘sugerido’ dar de comer a mi bebé en un aseo, o cuando me han hecho comentarios que me han hecho sentir como una extraterrestre cuando he dicho que dar el pecho es una de las cosas más bonitas que ha tenido mi maternidad. Sé que no a todo el mundo le tiene que parecer así, pero el respeto es algo que nos merecemos quienes damos el pecho, al igual que las mamás que deciden dar el biberón.
Aunque soy defensora de la lactancia y repetiría sin dudarlo un segundo, me considero más una talibana del ‘no opines’. Puede sonar bastante radical, pero la maternidad ya es lo bastante dura como para encima tener que aguantar que la gente, incluso quienes no son padres (y disculpadme, pero hasta que no lo vives no sabes realmente lo que es esto), sobre lo que le conviene o no a tu bebé. A quienes están a punto de ser madres siempre les digo que escuchen a nadie… de verdad, lo que tú decidas, sea lo que sea, es lo mejor para tu bebé.
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Mi escrito es una llamada a la información, a la ayuda a las madres novatas y al respeto. Veréis el parto de Carmen fue complicado, a las 42 semanas no quería aún nacer y tuvieron que provocarme el parto, un parto de 12 horas que terminó en cesárea, con todo lo que eso conlleva.

En mi caso, conllevaba la tardanza en la subida de la leche. A pesar de que me ponía a la niña al pecho constantemente, aquello no había manera de que subiera, por lo que las enfermeras de mi hospital, sin consultarme, le dieron biberón a Carmen.

Yo tenía claro que quería darle el pecho a mi hija, pero aquello no sabía como poder encauzarlo. La niña adoraba el biberón y le sentaba bien, cogía peso, estaba tranquila y dormía como una bendita y mi leche seguía sin salir. 

En ese momento estuve a punto de desistir, ¿para qué forzar? Hasta que una amiga me habló de La liga de la Leche, y qué queréis que os diga, a pesar de la fama de “extremistas” que tienen, a mí me ayudaron mucho más que las enfermeras y pediatras de mi hospital.

Como la estancia en el hospital tras una cesárea es larga (yo estuve 7 días, los más largos de mi vida), una de las monitoras de la Liga de la Leche se pasaba de vez en cuando a echarme una mano, e insistiendo e insistiendo y tras muchas lágrimas, no os voy a engañar, es duro, conseguí que me subiera la leche y pude amamantar a Carmen.

Y poco a poco fui retirando los biberones hasta que los eliminé. Y así estuve hasta los 7/8 meses aproximadamente en que por varias circunstancias tuve que ir eliminando el pecho.

¿Qué cual es mi opinión en cuanto a la Lactancia materna? Para mí es la mejor opción, pero repito que es mi opción personal. Hay circunstancias en las que es complicado o en ocasiones imposible dar la teta. Pues hay que adaptarse, y buscar la mejor opción para cada madre y su bebé, que al final somos las que más queremos a nuestros hijos, y siempre decidiremos lo que creamos que es mejor para ellos.

Lo que sí que pido es información y apoyo. En ocasiones la falta de ambos han llevado a lactancias maternas frustradas, a decepciones y a muchas lágrimas. Apoyo por parte de los profesionales del sector. Las enfermeras de mi hospital no me enseñaron ni una sola vez cómo tenía que poner el pecho para darle de mamar al bebé, tomaron decisiones que no les correspondían y en mi caso, no me ayudaron nada, al revés, se mostraron indolentes y muy poco empáticas.

Si ese es vuestro caso, pedid ayuda, quedaos con lo mejor de cada profesional y buscar siempre la solución que os haga a ambos, a tu bebé y a ti, felices.
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Hace un tiempo Diana me contó que quería hacer una entrada en su blog acerca de la lactancia y de su experiencia con la misma y me preguntó si querría colaborar y contar mi experiencia.


¡¡Claro que sí!!


Después de unos cuantos obstáculos aquí estoy, por fin os puedo hablar de mi experiencia en el maravilloso mundo de la lactancia materna.


Quiero presentarme de forma resumida: me llamo Vanessa, tengo 33 años y soy madre de una niña de 2 años y 9 meses y un niño de 9 meses. Sí, se llevan 2 años y sí, hay días que es una locura.
Cuando me quedé embarazada de mi hija mayor la verdad es que no pensé si teta o biberón, siempre había tenido claro que daría el pecho. “Yo daré el pecho, si puedo, claro” Tantas experiencias fallidas a mi alrededor me decían que casi, casi sería un milagro conseguirlo, y que quienes lo conseguían podían sentirse afortunadas (estoy sí tiene parte de verdad).


Leí, me informé, sabía “todo”, y ese todo se me olvidó en cuanto di a luz. Tras un postparto inmediato complicado y mucha debilidad física lo único que seguía teniendo claro es que podía conseguirlo. Mentiría si dijera que mi entorno me apoyaba al 100%, siendo generosa si acaso al 50%.


Pezoneras, subida tardía de la leche (5 días), una niña recién nacida que no duerme… ay dios! Todo se me hacía tan difícil. Pero no me di por vencida y a partir de los 3 meses, casi, casi a punto de querer tirar la toalla remontamos, empezó una lactancia maravillosa que duró hasta los 20 meses.


Hubo algunos escollos por el camino, la verdad.


Cuando la niña tenía 9 meses mi suegro enfermó y yo estuve pasando bastante tiempo con él en el hospital por lo que apenas me veía con mi hija. Y no, no se me fue la leche.


De hecho, un día a mediodía, bajé del hospital, me enganché a mi niña al pecho y no había hecho nada más que “conectarnos” cuando recibí la amarga noticia telefónicamente de que mi suegro había fallecido. Solté a la niña encima de la cama y me fui al hospital, no sé ni la hora a la que volví. Y no, no se me fue la leche.
Después pasamos algunos resfriados con congestión nasal en que la niña rechazaba el pecho pero yo seguía estimulándome con sacaleches. Y no, no se me fue la leche.


Herpangina con llagas en la boca, rechazo del pecho. Y no, no se me fue la leche.


Primera noche separadas por cuestiones laborales. Y no, no se me fue la leche. No sólo no se me fue sino que hice la primera y única mastitis en toda mi lactancia.


Nuevo embarazo, ingreso hospitalario con dos días sin dar el pecho y no, no se me fue la leche.
Sí que se me empezó a retirar por los cambios fisiológicos del nuevo embarazo a partir de las 20-22 semanas.


Un destete gradual y totalmente respetuoso. Aún sigo echándolo de menos.


Venga, que llega el segundo bebé. La experiencia me había enseñado muchas cosas pero aún me quedaban otras por descubrir.


Un parto y postparto totalmente distintos. Bebé enganchado desde el minuto 0 al pecho y aún así… 4 días tardó la subida.


No es algo que suela contar, aunque no me avergüenza (faltaría más), pero justo después de dar a la luz, en el camino desde el paritorio hasta la sala de post parto pensé no darle el pecho a mi hijo. Fueron 3 segundos, no más, pero lo pensé. Mi problema no era volver a repetir las tomas, los despertares… mi problema era saber si volvería a aguantar a todo el entorno dando por culo.


Ya os adelante que sí, que sigo aguantándolo.


Pequeño guerrero se puso amarillo, mucho, mucho, muchísimo, los ojos se le llegaron a poner fosforitos. ¿Solución? Aumentar líquidos. ¿Cómo aumentas líquidos en un bebé que sólo toma leche, y esa leche aún no ha llegado? Pues suplementando con calostro.


Y así lo hice.


Se recuperó muy lentamente y ahora es muy blanquito 😛


Hemos vuelto a hacer lactancia exclusiva hasta los 6 meses. Con mi hija pequé en muy pequeñas dosis de fórmula pero pequeño guerrero no la ha catado.


Ahora está en fase de alimentación complementaria, que no le llama mucho la atención pero para eso tiene su teta, que es el alimento principal hasta el año.


La última tontería que he tenido que escuchar: que mi leche ya no vale porque soy más vieja que cuando tuve a mi hija.


Bueno, sin olvidar la de: ay pobre, otro enviciado con la teta.


No señoras, mi hijo toma teta por alimento (y porque le da la gana), el vicio si acaso mi marido.


No peleo, hace mucho que dejé de hacerlo; simplemente ignoro, sonrío y que les den, en mi casa… MANDO YO

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Y vosotras mamás, ¿cómo os habéis sentido? Sería fantástico que los comentarios de la entrada se llenen de muchas experiencias.

Antes de poner el broche final quiero citar tres entradas en particular de lo mucho que he leído por internet al respecto:
Talibana de la teta, un artículo de las noticias.