Está disponible en bastantes tonos y creo que encaja con la mayoría, desde los más claros hasta los más oscuros. Del 212 al 215 diría que son tonos medios, tengo en formato normal el 212, que me queda algo claro pero seguro que de cara a invierno cambia la cosa, y el 215 que es el que suelo utilizar. No es mi tono exacto pero deja un aspecto de zona “luminosa” que me gusta.
El resto los he probado en formato tester y diría que mi tono exacto es el 218, se funde perfectamente con la bb cream perfect cover de Missha en el tono 27, por si os sirve de orientación.
Para corregir “piel”, no las ojeras, se fija muy bien, aunque después apliquemos una base y “arrastremos” el producto Dermacol no se mueve del sitio. Ese aspecto me gusta porque, aunque se que hay que aplicar a toques muchas veces peco de no hacerlo correctamente y saber que no influye en que desaparezca la cobertura me da tranquilidad. No puedo decir si resistiría un baño en la piscina, por ejemplo, pero si que permanece sin esfumarse hasta que decidimos desmaquillar. Aunque tiene buena duración se retira cómodamente incluso con agua micelar.
Aunque para el rostro considero que es mejor aplicar una capa muy ligera y trabajarla, si lo que buscamos es una cobertura alta para tapar un tatuaje o alguna cicatriz podemos modular varias capas consiguiendo una cobertura prácticamente total.
Hasta aquí tendréis bastante claro que me gusta, pero como nada es perfecto también tiene algunos contras. Os comentaba el detalle de tener que retocar la zona de los pliegues de la ojera según como lo apliquéis, hay que trabajarlo muy bien y también utilizar poquísima cantidad. Aplicada en todo el rostro creo que se ve un aspecto un tanto pesado, resta naturalidad. Y aunque lo utilizo en imperfecciones creo que no disimula nada los poros, tampoco es que vea que me los acentúa una barbaridad, pero puestos a pedir sería ideal que los difuminara un poco.
Sobre los ingredientes, os adjunto unan fotografía, no son nada del otro mundo pero me funciona bien y no me ha dado ningún tipo de reacción, que últimamente tengo el contorno sensible. Otro detalle que no quiero dejar pasar por alto es que tiene tres años de caducidad aunque nos aseguran que es “atemporal”.