Palomas, un montón de peces, palmeras, muchas flores y otros árboles. Cada vez me gustan más los rincones que nos hacen conectar un poco con la naturaleza en medio de la marabunta de hormigón de las ciudades. Además es ideal si vais con niños, el mío se quedaba hipnotizado mirando los peces, enormes y de colores.
Rescaté este corpiño de estampado floral que compré hace unos cuantos años en Inside, adoro ese tipo de prendas por la versatilidad que tienen y como le dan un toque sexy a cualquier opción que elijamos para vestir.
La cazadora abriga lo justo para el “entre tiempo”, está llena de bordados la parte baja del brazo, la espalda y las solapas anteriores. Es ese tipo de tendencia que adoras o que odias a muerte, como podréis imaginar me gustan el aire que le dan los bordados de flores a las cosas aunque se que hay que tener cuidado con que se combina porque mezclar tendencias a veces hace que se “muerdan”.
Unos vaqueros tipo jeggin, lisos, en azul oscuro (y que destiñen como no está escrito) de Springfield y la alternativa de los botines de tacón que tengo de Dockers. La comodidad no está reñida.
Tampoco puede faltar alguna foto haciendo el ganso.
Y como extra aparecen dos personas de mi entorno, el primero es mi hermano, el que se encargó de tomar las fotografías de la entrada de hoy. Espero que no sea la última vez. Y mi cuñada.