3 años como mamá y un beso grande al cielo – Entre brochas y paletas | Blog de belleza

Toca reflexionar, vuelvo la vista atrás y creo que apenas me reconozco. Llevaba deseando escribir una entrada de reflexiones meses, pero las circunstancias a veces se complican y te pinzan el alma tan fuerte que necesitas parar a coger aire para volver a respirar. El año que terminó salió con un pequeño temblor, enero nos recibió con una bofetada de las grandes y en marzo el golpe fue más duro aun. Adiós papá, o mejor hasta siempre

Me cuesta escribir estas líneas pero las siento necesarias para que quede grabado también a fuego aquí, para releer, porque me da mucho miedo olvidar, para seguir repasando fotos y vídeos del pasado mientras se me empañan los ojos de lágrimas. Para hacerme fuerte, para que nos hagamos fuertes, para que sepamos vivir con un trozo de vacío en el corazón para siempre, para ser capaz de explicarle a mi hijo que el abuelo está en una estrella en lo alto del cielo cada vez que pregunta o dice que esperemos a que vuelva.

Este, mi blog personal, mi entre brochas y paletas, mi vía de escape, el escaparate al mundo de mi lado beauty pero que a veces hace un inciso para compartir pensamientos y reflexiones. Hoy cumplo tres años como madre, tres años en los que siento que no soy la misma, en que cada día pongo la paciencia al límite, a veces siento que no puedo más y al momento estoy besuqueando hasta el infinito a mi hijo por toda la cara, o comiéndomelo a cosquillas. Tres años que debería celebrar con mucha alegría y felicidad, que celebraré pero no será lo mismo porque existe ese vacío.

Tres años en que se me ilumina la mirada cada vez que hablo del cachorrón, pero en los que sigo intentando guardar su intimidad en redes. Tres años de mamina a mamá, de muchos parloteos, porque el señor habla lo que no está escrito, de felicidad pero a veces de desesperación. Porque ser madre es agotador y siempre digo que te vuelve un tanto bipolar, te pone al límite desde el minuto uno y cuesta explicar, aunque a la vez tengo la suerte de sentirme tan apoyada por otras cuantas madres, en la distancia, de esas que aunque no te conoces en persona es casi como si fueran familiar. Crear un círculo de ese tipo es necesario, hace que te desesperes menos, que te sientas comprendida, apoyada y respetada, es vital.

De sentirme cuestionada por tantas cosas… pero a la vez ver que otras dan su fruto por lo sociable que es, cariñoso, los gracias y los por favores, cuando se inventa cuentos e historias, cuando se le queda el mínimo detalle de cualquier cosa que ve a la primera. De darme cuenta que ya no es un bebé, que ya se hizo niño y el tiempo ha volado tan a prisa… da vértigo, da vértigo ver como avanza.

Y celebraremos una fiesta, una fiesta con casi todos los nuestros, comida, globos, música y muchas risas. Aunque es en días como hoy,cuando se hace aun más presente ese “Ojalá poder volver a abrazar a alguien que se fue para arriba“, que vi en instagram para hacerlo un poquito mío. Ojalá la explicación tan sencilla que le da mi hijo, de que si está en una estrella es porque se ha subido en un cohete y que ir a verle es tan fácil como subirnos juntos en uno.

Seguiremos jugando al fútbol, en el parque, con los muñecos, con los coches, haciendo un robot de una caja de cartón, una torre apilando cualquier cosa, paseando con Tigre, leyendo cuentos, comiendo arbolitos o fresas, tirándonos en el sofá para hacer la guerra de cosquillas o atraparnos con las pinzas de un cangrejo, nadar en la piscina… Seguiremos disfrutando cada minuto del día, de jornadas que se hacen maratonianas porque toda la energía que tiene parece que me la roba. Felices tres, felices todos los que estén por venir, porque tu sonrisa es de las cosas que no tienen precio y cura un poquito nuestra alma.

Gracias a quienes leéis, porque parte de mis ganas es fruto de vuestra compañía. Gracias a quienes me apoyáis o me tiráis de las orejas, con quienes intercambio notas de voz de más de seis minutos, los de a las buenas y a las malas. Gracias por demostrarme lo que es la más bonita de las amistades, gracias sin nombre porque cada una de esas personas sabe que está implícita en el agradecimiento.

Diana entrebrochasypaletas