De entrada nos topamos con un aplicador de punta cónica, con bastante densidad en los pelitos, que toma el producto en su justa medida. No tengo que descargar el exceso y eso me gusta, la fórmula no es excesivamente ligera, desde la primera aplicación he notado que se comporta bien. Aunque destaco que tiene fragancia no me ha molestado en los ojos.
Le tengo que poner un pero, y es que si te gusta dar tantas pasadas como a mi corres el riesgo de que con el paso de las horas las pestañas se apelmacen. Es curioso de explicar y espero que lo entendáis bien, si das una o dos capas el efecto es muy bueno, a partir de ahí las pestañas se engrosan mucho más y si te las tocas (si, soy rara y a veces me toco las pestañas sin más) es como si se pegaran. (¿Qué hemos aprendido? cuando lleves máscara ¡no te toques las pestañas!)