Agua micelar purificante de Drasanvi
Cada vez me gusta más utilizar agua micelar, mis favoritas siguen siendo las de Bioderma y las de Garnier pero disfruto descubriendo otras alternativas como la que os muestro. El envase contiene 250 ml y en esta ocasión si destaco su olor agradable, además he notado que hace menos espuma que otras.
Promete desmaquillar todo el rostro siempre que el maquillaje no sea muy marcado y lo cumple, pero nuevamente con matices. Si he utilizado una base ligera se la lleva bastante bien, también las sombras de ojos y hasta los paint pot, pero si opto por la double wear light, por ejemplo, necesito un paso previo con aceite para que el resultado sea impecable.
Aunque lo que más me ha gustado es que tras utilizarla no siento la necesidad imperiosa de aclararme el rostro, y es algo que me suele suceder porque con casi todas siento una película sobre la piel. Con esta no, la noto calmada, por eso prefiero no desperdiciarla para desmaquillar y la utilizo más como paso para limpiar la piel por las mañanas.
No todo es perfecto, si tengo que tirarle de las orejas lo hago porque contiene el dichoso phenoxyethanol, sabéis que no me hace demasiada gracia y sigue estando muy presente en cantidad de productos, es un conservante pero me consta que hay otros más respetuosos.
Destacando otros ingredientes, el primero es el agua termal, es ver esa etiqueta y me lanzo de cabeza porque suelen funcionarme bien, considero que es respetuoso. Aunque el polysorbate 20 y el propylene glycol pueden irritar algo y eso me descuadra un poco, son humectantes, acondicionan la piel, no son de los peores pero algunas páginas de ingredientes los dejan en medio, y hay ingredientes posteriores que pienso que cumplirían la misma función (desde mi modesta opinión, no soy química para saberlo). En cambio me gusta ver la vitamina B5 (phantenol), el extracto de árnica o aloe vera, así a grandes rasgos.
De nuevo os digo que Drasanvi facilita los puntos de venta colocando el código postal, yo la veo en un stand enorme en el herbolario que suelo frecuentar. Y cierro la entrada con la frase que venía en el envase del jabón “todo tiene belleza pero no todo el mundo puede verla“, gran verdad de Confucio.