Empezaremos por las diferencias “físicas”, en envase de Amelie es el típico de cualquier labial, lleva impreso el logo de la marca en el tapón, un cisne, el diseño de la barra también es el clásico. El de Sephora es alargado, más fino y el corte de la barra biselado.
Ambos labiales tienen olor y se nota, aunque una vez puesto no es molesto. Amelie es de acabado más brillante, se desliza muy bien por el labio y la pigmentación es buena, aunque no es de larga duración y hay que retocarlo durante el día. Su aroma es floral, suave y agradable, deja el labio hidratado. Al tener cierto grado de cremosidad sería buena idea perfilarlo para que no se movieran los bordes.
Os lo muestro con varias pasadas para conseguir la cobertura que a mi me gusta.
La gama de los lip last de Sephora se ha hecho conocida por la duración y el acabado mate. Mi tono es el nº 20, un rojo que no se tira a granate, vino, o como lo queráis llamar, es más oscuro y me gusta muchísimo de cara al otoño e invierno. Su olor me recuerda a la frambuesa, es más seco y si repasamos sobre el labio varias veces podemos hacer que se cuartee con el paso de las horas. ¿El truco de aplicación? Perfilar el labio y rellenarlo con un pincel, después aplicar lo que consideremos necesario pero evitar retocar directamente de la barra con el paso de las horas. No se mueve, aguanta muchísimo y lo veo elegante.