Un año después | Maternidad real – Entre brochas y paletas | Blog de belleza

¿Qué es ser madre? ¿Qué se siente? ¿Cómo se explica? Quizá esta entrada encajaría mucho más el primer domingo de mayo con aquello del día de la madre, pero es que tal día como hoy hace un año que gané el título de mamá y desde entonces son muchas cosas las que han cambiado, las que he sentido, las que he vivido y las que quedarán por llegar. No podía esperar más para teclear con fuerza y soltura todo lo que se me pasa por la cabeza a modo de pequeños fotogramas, aunque al sentarme frente a la pantalla parece que me he quedado en blanco.

Ser madre te sale solo, pese a todos los miedos que puedas tener desde que te quedas embarazada, si, harás las cosas bien porque ser madre sale de dentro, te ayuda el instinto, te salen fuerzas de donde no hay, tendrás superpoderes y las ojeras de mamá panda más bonitas del mundo (bendito maquillaje). Desgraciadamente no hay manual de instrucciones que sea válido pero eso no es problema. Será el trabajo más duro y a la vez más gratificante que vayas a tener en la vida y por mucho que te cuenten, que te digan, no te harás una idea hasta que no lo vivas. No te darás cuenta de todo lo que eres capaz, super mamá, porque desde el primer día tu nueva vida tendrás la sensación de que os conocíais desde mucho antes. Recuerdo con nostalgia el montón de movimientos que sentía en la barriga y al verlo dormir empecé a entender cada una de las posturas.

embarazo semana 40



Hasta que no eres madre no entiendes realmente como es tu madre a nivel emocional. Puede parecer que digo una barbaridad pero es que es cuando realmente te pones en su lugar, cuando te vuelves su cómplice porque entiendes tantos sentimientos que cambian las cosas. Cuando eres niña idolatras a tus padres, en la adolescencia son el enemigo como poco, según creces entiendes muchas de sus decisiones pero es cuando eres madre cuando ves ese amor infinito que antes parecía estar dormido. Porque se quiere con el corazón, pero también se quiere con el alma, mucho más allá. Es totalmente distinto al amor “sentimental”, es otro mundo.

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Se acabaron las noches de dormir horas del tirón, al menos en mi caso que llevo ya un año con “la teta fuera” porque la demanda es lo que manda, y aunque hay días en que parece que se te caen los párpados al suelo y te tropezarás con ellos, el cuerpo se acostumbra. He notado que aunque no duerma tanto como antes no lo necesito, la marmota que habitaba en mi se ha ido. Esos ojitos cerrados, esa respiración que da tanta paz, el calor que desprende ese cuerpo pequeñito cuando se acurruca a tu lado o te pone la mano encima lo compensa todo.

Quiero ser ejemplo de mil y una cosas, porque si aprenden por imitación de los comportamientos que ven hay que ser un buen modelo. En ese aspecto hemos mejorado bastante la alimentación, me voy empapando de lo que quiero evitar y también soy más selectiva con los alimentos que elijo para que vaya probando. Las frutas, las verduras, los cereales, las legumbres, el huevo, la carne, el pescado… alimentos variados con muchos colores y sabores que le entran por los ojos, despiertan su curiosidad cuando ve que los comemos y ante los que nunca se frena. Me siento afortunada de que por el momento todo le guste y no, no ha probado ni la sal ni el azúcar añadido, ya tendrá tiempo de engancharse a cosas.

Me estoy llenando los bolsillos de primeras veces, papá también, de nuevas sílabas, nuevas palabras, de las pisadas en la arena de la playa, de la sorpresa al ver las olas del mar, de arrancar a puñados la hierba del césped o tocarla con mucho cuidado, de la inocencia en esos ojos, la ilusión ante los descubrimientos, el amor por los animales, la ausencia de miedo, de arrastrarte como una ranita hasta llegar a hacerlo a cuatro patas para encaramarte después a cualquier parte e intentar caminar. Vemos el mundo desde sus ojos, lo descubrimos, apreciamos un puñado de pequeñas cosas que casi teníamos olvidadas, renacemos.

Escucho escapar de esos labios ese “mamá” cuando se enfada, cuando tiene hambre, cuando me necesita y es la mayor llamada de socorro. Le he tenido en brazos horas, le he tenido en el medio de la cama mil y una noches, le he llevado en la mochila de porteo bien pegadito a mi corazón y aunque poco a poco se irá despegando (es inevitable) me gusta ir disfrutando de cada instante. Algo con lo que me sentía muy agobiada al principio era con la organización del tiempo, porque con el cachorro parece que no haces nada y se te van las horas, ahora lo veo como la mejor inversión, disfrutar del tiempo que no volverá con nuestra mini persona favorita. Y todo va mucho mejor.

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Ser mamá es tener superpoderes como os decía, levantarte instintivamente cuando el pequeño se mueve o abrazarlo fuerte contra ti para que se sienta seguro en medio de la noche. Rascar todas las horas al día que parece no tener para disfrutar de tiempo con el cachorro, escucharle, hablarle, interactuar, seguir informándote de todas las alternativas posibles para encontrar lo que piensas que es mejor y ante todo seguir siendo fiel a las cosas en que crees. Da igual tener a medio mundo en contra o favor, los superpoderes también te hacen ir a tu bola y hasta hacer oídos sordos a comentarios desafortunados. 





Ser madre es coleccionar carcajadas, enjuagar lágrimas, curar con besos, regalar mimos y abrazos, estar alerta las 24 horas, vigilar un sueño que nunca te cansas de velar. Hacer de médico, de enfermera, de cocinera y de lo que haga falta. Es dar seguridad, cobijo, como la gallina con sus pollitos, al final la naturaleza es más sabia de lo que parece. Es guiar, acompañar, mirar orgullosa cada avance. 


Pero ser madre también es tener días malos en los que te sientes la peor madre del mundo porque parece que se acaba la paciencia, cuando no puedes más, estás cansada, al límite, respiras hondo y hasta lloras de rabia porque las cosas no son tan perfectas como muestran las películas ni tantas fotografías de postureo que se ve en redes sociales. Lo dije en Instagram y lo repito hoy, nos iría a todos mejor si mostráramos más realidad y menos postureo, habría menos grado de frustración. Tranquila, creo que todas nos sentimos alguna vez así y no es malo, debemos tener una vía de escape, no somos perfectas y saber que tienes límites simplemente te hace más humana, que no peor madre.

Y empatizas, empatizas con tantas madres que tienes alrededor o lejos, que conoces o que lees. Aunque confieso que me rechinan muchas maneras de actuar y comportamientos también me he vuelto más tolerante al pensar que cada uno quiere lo mejor para los suyos, no es necesario entenderlo o compartirlo. Sinceramente, ser madre creo que me ha hecho ser mejor persona (baja modesto que sube Diana).

embarazo semana 40

Collar: Oasap
Vestido: Línea pre mamá de H&M
Pulsera: Avon
Leggins: Kiabi línea pre mamá
Botas: Patricia Miller

Ser madre te engancha, te vuelve dependiente. Ahora el rato que estamos sin él nos sentimos más solos. Es verdad que hacen falta momentos para desconectar y respirar pero también es verdad que aunque son ellos quienes nos necesitan nadie nos explicó que somos nosotros quienes más le necesitamos para adquirir realmente el significado de familia y hogar.

Ser madre es inexplicable pero creo que ser papá también lo es. No me canso de ver la ternura reflejada en los ojos al mirar a nuestro niño, esa complicidad de la que también formo parte.

Y aquí, un año después, mirando como pasa de rápido el tiempo ante este pequeño dispuesto a comerse el mundo y una sonrisa a la que le faltan un puñado de dientes, me siento la persona más afortunada del mundo. 

Gracias por cambiarnos la vida, pequeño, y que cumplas muchos más.
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He querido rescatar las últimas fotografías que me hice embarazada porque creo que muestran perfectamente la felicidad pura que sentía entonces y la que siento ahora. ¿Pero de quién era esa tripa? porque juro y perjuro que desde mi perspectiva de persona que ya no se veía los pies desde hacía meses sabía que tenía tripa pero ¿tanta? Aunque de algún lugar tenía que salir el cachorro. Creo que siempre recordaré esa etapa como una de las más felices… aun me quedan unas cuantas historias que contaros al respecto.

Espero que esta entrada con mucho corazón y alma os haya gustado al menos la mitad de lo que yo he disfrutado al escribirla. Es mi punto de vista, se que cada una tenemos el nuestro así que si lo queréis compartir en los comentarios será un placer conocerlo.

Diana entrebrochasypaletas