Cuando tenemos entre nuestros dedos la esponja de maquillaje la notamos mullida, en seco es bastante pequeña, podéis ver el tamaño junto a mi dedo en uno de los extremos y también las dos zonas que os comentaba antes. Pero para trabajar con ella es imprescindible utilizarla en mojado puesto que si no absorbería todo el producto.
¿Cómo usarla en mojado?
Casi duplica su tamaño. Podemos ponerla en un cuenco con agua, dejarla un rato y esperar a que se vaya hinchando, a veces también la coloco en el lavabo. Hago pequeñas presiones con la mano para que se empape totalmente, con delicadeza, después llega la hora de apretarla un poco para que el exceso de agua se vaya (si no chorrearía) y está lista para utilizar.
Aplico algunos puntos estratégicos de la base en el rostro y la voy repartiendo a toquecitos. También está la opción de depositar la base en la mano e ir repartiéndola directamente con la esponja de maquillaje.
Además de utilizarla para la base de maquillaje, también cumple su función con los correctores fundiéndolos a la perfección, con coloretes en crema e incluso con los polvos de acabado o los compactos.
En envase tiene un trozo de plástico donde entra la esponja perfectamente, pero al mojarla ¿notáis la diferencia de tamaño? se sale de ello.
¿Cómo la limpiamos?
Utilizo jabón de coco, de lagarto y muy de vez en cuando un chorrito de fairy, pero poco porque cuesta aclararlo. Esparzo en jabón en las manos y nada más utilizarla la froto con delicadeza. Para evitar que se deteriore antes creo que lo correcto es eso, limpiarla tras su uso, puede parecer incómodo pero una vez que te acostumbras, y viendo el resultado tan bonito que deja en la piel, se crea una rutina.