Diario de. Aprendiendo, con los brazos abiertos a lo nuevo pero cuidando lo que está.
Cuando termina al año todo se llena de balances, de favoritos, deseos para lo que vendrá, errores que no volver a cometer, etc, y antes de poner ese broche final al 2013 me apetece reflexionar en voz alta sobre todo lo que he aprendido durante este año como blogger (y la persona que hay detrás), desde lo más superficial hasta lo más personal.
En febrero lancé al aire una carta abierta, siempre me intento poner en el lado de la persona que lee, de quien busca información y puede terminar aquí, leyendo estas palabras, quizá por eso le doy vueltas a tantas cosas e intento tener en cuenta las críticas y las peticiones pero sin dejar de ser yo. Sin olvidar la razón por la que un día decidí abrir este espacio.
Quizá he aprendido más html del que hubiera imaginado, por la red hay un montón de tutoriales maravillosos para que podamos personalizar las plantillas más simples. No hay truco, un blog de prueba, copia de la plantilla y empezar a trastear hasta que algo sale, toneladas de paciencia, y cuando tenemos lo que estábamos buscando podemos pasarlo al “original”. Hay veces que te atascas, te tienes que parar a pensar con detenimiento y modificar hasta dar con lo que buscabas sin saber. Por fin me siento cómoda con el diseño del blog, lo veo más armónico, más intuitivo y ordenado pero sencillo, sin duda aprender algo de diseño ha sido uno de los puntos positivos de este año. Incluso me aventuré a dejaros algunos consejos blogger, pequeñas pinceladas de cosas simples que nos ayudan a mejorar. ¿Qué todo esto nos lo puede hacer un profesional? Pues si, pero creo que la satisfacción que da hacerlo uno mismo no está escrita. Por eso también me he lanzado y no quería terminar el año sin tener ya el dominio.
Pero voy a ir más allá, voy a desnudar un poco el alma de entre brochas y paletas. Cada día se crean blogs, alguien encuentra la motivación que sea, se le ilumina la bombilla y abre su espacio. Eso es bueno, pero como es bueno también puede ser malo, todos tenemos mucha ingenuidad cuando empezamos y a nadie le gusta ser un juguete, así es como me he sentido alguna que otra vez desde que empecé esta andadura. No deja de sorprenderme que la razón de que alguna gente abra un blog sea el lucro, cuando desde siempre la esencia ha sido compartir inquietudes, intereses, si con el tiempo puedes sacar partido mejor que mejor pero cuando haces las cosas con ganas hay muchos detalles que recompensan sin ser en realidad un “beneficio”, si no tienes las suficientes ganas posiblemente termines tirando la toalla porque si se convierte en una obligación deja de tener encanto y eso será lo que transmitas.
Ya son tres años de blog, si miro atrás, a los primeros días, veo que el avance no ha sido pequeño, cada vez sintiéndome más cómoda, intentando continuar, seguir teniendo la misma transparencia que el primer día. Este año decidí añadir un pie de página en todas las entradas que son de algún tipo de colaboración, con letra más pequeña para que no se rompa la “armonía” pero dejando claro cuando un producto no lo he pagado. En realidad eso no influye a la hora de valorar un producto (o no debería) pero para mi gusto es importarte aclararlo, igual que muchas veces aclaro que algo que he tenido ocasión de probar porque me lo han enviado, aunque sea maravilloso, no pagaría el precio que tiene. En este punto podríamos abrir un debate, las opiniones sobre indicar si algo lo hemos comprado o no son muy variadas, yo me siento mucho más cómoda aclarándolo. Al igual que escribir sobre productos que no han cumplido nuestras expectativas o que directamente nos han ido mal, siempre con mucha educación y tacto, ¿por qué no hablar de ellos?
Cuando tienes cierta ¿relevancia? no se exactamente con que palabra definir este aspecto. Cuando llegas a un número significativo de público ¿mejor?, o quizá no pero tienes tu espacio, empiezas a recibir propuestas para colaborar, para recibir notas de prensa, pertenecer a bases de datos, y te sorprendes en un primer momento de la cantidad de información que puede llegarte cada día. La primera propuesta que recibí recuerdo que me hizo sentir importante, tener una chispa de ilusión, alguien se estaba fijando en lo que hacía. Después empiezas a distinguir lo real de lo que simplemente no te aportaría nada o de quien directamente se quiere aprovechar. Y este año no ha sido menos, recibir algo con las líneas “para que lo publiques” resulta indignante cuando tu espacio es tuyo y no trabajas para nadie, tristemente si recibimos algo así es porque hay personas que si lo utilizan, llenando la red de espacios vacíos. Casi en esta misma situación es recibir una propuesta para que publiques una entrada que ha escrito otra persona con sus links publicitarios, claro está, por amor al arte, de verdad ¿somos tan tontos? Da muchísima rabia buscar información de un producto, o swatches, y no encontrar nada más que notas de prensa, o fotos del exterior sin un toque personal que nos indique que deberíamos esperar con el uso.
No pasa un día en que no sea testigo de la competición por la primicia (esto también va relacionado con la última parte del párrafo anterior) y cada vez más. Las redes sociales son una fuente maravillosa para compartir las novedades, tenemos la opción de mostrar fotografías y añadir alguna impresión inicial, pero ¿y las conclusiones? ¿cómo alguien puede sacar conclusiones sin que haya tenido tiempo para utilizarlo? Cuando abro una entrada en un blog busco experiencia personal, sinceridad, algo que me saque de dudas o me informe pero de una forma más cercana a lo que haría una revista o una nota de prensa.
Este año he aprendido también a pedir perdón, a disculparme (aunque es algo que practico siempre que creo que debo). Todos somos humanos y ¿quién no se confunde? He tenido una muy buena experiencia a nivel de colaboración, todo surgió a raíz de un malentendido y desde que se aclaró he podido descubrir a gente maravillosa que estaba detrás de ello. Me gusta cuando me dan toda la libertad del mundo para hacer las cosas, odio cuando me meten prisa puesto que la publicidad que facilita un blog es gratuita o a un precio de risa (si tenemos en cuenta lo que costaría una campaña publicitaria en condiciones frente al envío de “x” productos).
Y hablando de colaboraciones. Sin dar nombres no puedo más que agradecer las atenciones de algunas marcas, representantes, webs, que son la atención personificada, tener una duda y que te la resuelvan casi al instante es muy gratificante, que te traten como persona que eres, no como una cifra más o un nombre en una rotativa sin personalizar. Así como agradezco también tengo que tirar de las orejas, una decepción que no esperaba, que comenzó con mucha ilusión por mi parte y terminó de la suya sin cumplir lo pactado. Pero claro, aquí los pactos se los lleva muchas veces el viento porque van escritos en un email o son simplemente palabras. Te sientes un tanto chafada cuando has puesto de tu parte y es como si se rieran en tu cara, pero de todo se aprende, señores, y si algo he aprendido este año es a ser algo más desconfiada, a pensar más las cosas antes de aceptarlas.
También he sido testigo de como alguien es capaz de manipular un blog para hacerse con una cartera de clientes numerosa, el que te ofrezcan algo a cambio de que recopiles todos los datos de personas y se los envíes, sin darse cuenta de que eso es totalmente ilegal y que hay que tener mucho cuidado con la ley de protección de datos. Porque si a mi no me gusta que mis datos se usen sin consentimiento ¿por qué tendría que ser cómplice de algo así? Quizá lo peor sea que ese alguien se jacta de haber colaborado con muchos blogs y posiblemente muchos datos estén por ahí rulando sin que lo sepamos.
Mentiría si dijera que no me gusta realizar sorteos, me alegro de que la gente pueda probar cosas, que se animen a participar para ver si la suerte les guiña un ojo, pero también hay que tener mucho cuidado. Si quiero sortear algo lo compro y seré yo quien lo envíe, si me lo van a patrocinar no seré yo quien pague el envío porque en muchos casos sale más caro que lo sorteado y, para que negarlo, aquí a nadie le sobra el dinero. Tristemente aun hay personas que no son lo suficientemente serias como para aclarar todos los puntos y una vez aceptas “lo que sea” que habéis acordado se empeñan en cambiar las condiciones. A veces hace falta más seriedad y es esa falta de seriedad la que crea desgana.
He sido testigo de trepas, de peloteos, de mucha maldad, de humos subidos, de sabedores de la verdad absoluta, y todo ello me ha decepcionado, algún que otro momento de cabreo, pero he terminado aprendiendo la lección. Si alguien deja de ser transparente, si es capaz de mentir, de ignorar, para mi pierde todo el encanto que tenía, a menudo ignoro ese tipo de comportamientos, esa chulería que no se ni de donde viene. Pero a la vez también he sido testigo de muchos detalles que muestran que en la blogosfera existe el compañerismo y es con lo que me quedo. ¿Para qué dar más importancia de la que merece a la parte negativa? ¿Por qué no aumentar el peso de los detalles bonitos que nos hacen avanzar cada día? El positivismo puede mover el mundo hasta en las peores épocas y algunos lazos de amistad que se crean van más allá de lo que esperabas. Existe la buena fe, las intenciones nobles, la gente que merece la pena.
No soy profesional del maquillaje ni nada que se le parezca, tengo fallos como la que más y soy muy consciente de ello. Pero lo bueno de volverse un tanto autodidacta en tantas cosas es que a base de práctica, prueba, error (alguna que otra vez los he mostrado) y acierto podemos mejorar mucho. Por ello no creo que existan unas normas fijas de como hay que hacer las cosas, a veces la innovación nos deja un buen sabor de boca que muchos querrían. Y por eso mismo no me agrada quien pretende fijar unas pautas que no deben saltarse ni quien nada más se codea con los de su nivel. Nunca dejará de sorprenderme como al responder algún comentario la persona en cuestión te agradece que hayas respondido porque otras personas jamás lo hacen. Entonces ¿para qué permitir comentar? También me he quedado con la duda en muchas ocasiones por eso mismo, por preguntar a personas que jamás responden, pero ahí entraríamos en separar el “profesional” de la persona, puesto que no siempre las dos partes son agradables.
Las listas de lectura cambian irremediablemente, nuestros intereses se expanden y podemos leer de moda, belleza, de diseño web, de manualidades, incluso de coches si se diera el caso. Es tanta la riqueza que podemos encontrar que nos faltaría tiempo, vidas. Este año también he descubierto unos cuantos blogs no muy grandes en número de seguidores pero fascinantes en contenido, por eso me gusta compartir y es algo que considero vital. Gracias a que compartimos contenido también de otros podemos dar a conocer espacios muy interesantes que de otra forma pasarían desapercibidos.
Igual que se disculparme también me gusta dar las gracias y recibirlas. No siempre tengo el tiempo como aliado y retraso el tema de responder comentarios, aunque las redes sociales y el correo electrónico los llevo al día. Un detalle impagable es que alguien confíe en lo que has contado y te escriba para darte las gracias, o para pedirte opinión sobre algo. Se que en este punto coincidimos la mayoría y nos saca unas cuantas sonrisas. Un blog no es la gallina de los huevos de oro, si no le pones un poco de amor, mucha ilusión, constancia y trabajo (porque lleva sus horas y muchas) no esperes milagros, los milagros no existen.
Cierro estas líneas deseando que tengáis una feliz salida y entrada de año, que la ilusión y buenos deseos que se reparten estos días contagien el espíritu de positivismo para todo lo que vendrá. Aprovechando también para agradecer a todo aquel que alguna vez pasó por aquí, a quienes están siempre y nunca hablan, a los que comentan, a los que comparten… en definitiva, a todos los que hacéis posible que mi ilusión y ganas sigan tan intactas como ese primer día.
Os espero con muchas ganas a partir del día 2 de enero, será un gustazo leer vuestros comentarios hasta entonces : )