La brocha puntiaguda para aplicar la base tiene cerdas flexibles, es muy suave y, lo mejor de todo, no deja líneas al aplicar la base. No soy demasiado dada a utilizar este formato porque las que tengo no terminan conseguir un resultado pulido y la de Tweezerman me ha sorprendido. Aunque es cierto que absorbe producto no lo hace de forma escandalosa, se desliza correctamente incluso en la zona de los pliegues de la nariz, me ha gustado, es práctica.
La brocha pequeña de contorno también puede utilizarse para aplicar la base de maquillaje pero a mi me gusta utilizarla para marcar el contorno con productos en polvo. Es muy tupida y simplemente con “posarla” sobre la polvera tomará la cantidad idónea, además podemos difuminar con ella sin miedo, deja un acabado bonito.
El set se completa con una esponja para mezclar, seguro que conocéis otras como la famosa beauty blender o la de Real Techniques, puedo decir que está a la altura de ambas. Al mojarla se vuelve esponjosa, no absorbe producto en exceso y nos proporciona una aplicación correcta, ligera y práctica.
También he probado a usarla para sellar con polvos sueltos y el resultado ha sido bueno, deposita la cantidad justa, matificando la zona sin dejar aspecto acartonado. La verdad que llevaba mucho deseando probar esta técnica y me ha convencido, eso si, ocupa algo más de tiempo.
A la hora de limpiar los tres “elementos” lo hago sin problemas con aceite desmaquillante de rostro y después jabón, la esponja queda impecable.